jueves, 17 de abril de 2008

El señor Longueira


Sin duda que el actuar del Senado en la votación de la Acusación Constitucional contra la Ministra de Educación Yasna Provoste da para muchos análisis y llamados de atención. Nuestros medios y conversaciones darán cuenta de ello por varios días.

Sin embargo quisiera poner un punto sobre el rol de uno de los Senadores, el más emblemático de la Unión Demócrata Independiente: Pablo Longueira.

El Sr. Longueira protegido por el secreto que cubre a todo juez antes de dar a conocer su fallo, guardó un silencio sobre el fondo de la acusación; sin perjuicio de ello, alimentó lecturas equívocas cuando defendió la valentía de Joaquín Lavín para defender sus posturas “hombres de ese nivel hacen falta a la política chilena”, dejó deslizar.

Tal afirmación no habría dejado de ser un mero “reencuentro” mediático entre dos antiguos aliados de no ser que Lavín, hacía unas pocas semanas, había planteado que, puesto en el caso, él no votaría a favor de tal acusación.

La defensa del Sr. Longueira a este entrañable amigo, en el contexto del proceso contra la Ministra, no pasó inadvertida a la prensa y abrió las expectativas de la opinión pública sobre su votación en el hemiciclo.

Por eso con atención seguí su intervención, llegué a abrigar la esperanza que el Sr. Longueira, tal como mantenía la lealtad con sus aliados aún en momentos difíciles, mantuviera también la coherencia con su posición alternativa a la teoría del desalojo, pero no fue así. El Sr. Longueira tiene más apego a las amistades que a sus convicciones.

En su intervención el Senador alabó la “brillantez” de los acusadores y de la defensa. Dijo haber leído, durante el fin de semana, una copiosa cantidad de antecedentes y, en el día de la presentación de los acusadores y la defensa, había llegado a la conclusión de la existencia de una contradicción en los argumentos de esta última. Casi en sorna, se explicó, esto es una descoordinación entre la Ministra acusada y su abogado, en fin.

La convicción a la que el Sr. Longueira llegó y que lo conminó a apoyar la acusación constitucional está basada en el hecho de que toda la argumentación expuesta por Luis Bates estaba destinada a comprobar que a la Ministra no se le podía juzgar por no aplicar las medidas de ajuste porque, justamente, esas atribuciones y responsabilidades descansaban legalmente en otros niveles del Ministerio. El Senador mencionó que tal lógica, aparentemente implacable, se desvanecía con un solo hecho.

Esto es la destitución, que la Ministra Provoste había hecho del SEREMI de Educación de la Región de Copiapó, hacía unos meses. En tal acto la autoridad había emitido una resolución en la que se consignaba que tal destitución se hacia “en el uso de mis facultades”. ¿Cómo podía ser, entonces, que la Ministra alegara no tener facultades para destituir al SEREMI de la Región Metropolitana?.

Tal contradicción, que es discutible por lo demás, causó profunda impresión en el Sr. Longueira y lo convenció de lo insostenible de la defensa y la necesidad de apoyar la acusación.

Develada la duda y confirmada la vuelta al redil, esperé la votación de cada uno de los capítulos. El Sr. Longueira votó favorablemente las dos primeras, no aludidas en su intervención y rechazó las últimas tres.

Dentro de las que rechazó estaba la tercera: “No destitución del Secretario Regional de Educación de la RM por la responsabilidad que le cabe en infracciones e irregularidades graves”, sí tal como Ud. lee.

Pareciera de Perogrullo pero ¿en qué estaba pensando el Sr. Longueira?. ¿Qué lógica tiene esa argumentación en un sentido y esa votación en el sentido contrario?. ¿Confusión? ¿Presiones?.

Hasta el miércoles muy pocos en la plaza podían sostener que el Sr. Longueira sufre de incoherencia y falta de coraje para defender sus posiciones, a partir de hoy no tengo eso tan claro.

El desliz que el Senador tuvo, la tarde en que Yasna Provoste fue destituida, da cuenta de la fuerza que han cobrado las ideas de la confrontación y desalojo por parte de la derecha, la absorción total de los elementos más cautos y con sentido de país. Hoy en la alianza, conformada de paso por los Senadores Flores y Zaldívar, mandan los que quieren lanzar piedras por los que quieren conversar y persuadir.

No importan, de verdad ni los argumentos lógicos ni las convicciones, lo que importa es la careta para desempeñar el rol que el libretista ha designado a cada uno. El Sr. Longueira se ha puesto su careta y ha comenzado a repetir en coro con el resto del elenco.

Santiago, 17 de abril de 2008




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