lunes, 28 de abril de 2008

Reforma Educacional: Punto de Inflexión



Las últimas semanas han marcado un punto de inflexión en el proceso desencadenado por la Revolución Pingüina de mayo de 2006.

La acusación constitucional contra la Ministra de Educación Yasna Provoste echó por tierra el sentido de Estado alcanzado en el Acuerdo Nacional para el mejoramiento de la Educación. Tensionando las relaciones Gobierno y oposición, trasladando esta interlocución a la arena político partidista incentivada por un escenario pre electoral. Ciertamente que el Gobierno ha enviado señales destinadas a aplacar y disminuir los daños inflingido por este episodio, pero, que duda cabe, todavía está por verse si es posible restaurar el grado de aprobación legislativa expresado en la ceremonia de las manos alzadas.

Recuperar el “sentido país” en el diálogo Gobierno–Oposición, en materia de Educación, parece ser una de las principales tareas de la nueva Ministra de Educación, Mónica Jiménez de la Jara. Su perfil, en parte técnico, propio de alguien que viene desde las aulas universitarias, pero con un pasado político ligado a la lucha por el regreso a la democracia; parecieran confirmar la intención de la Presidenta de convertir el episodio acusación constitucional sólo un hito de la lucha política y un simple accidente en la tarea de la tramitación de los proyectos de la reforma educacional.

Claro está que este es un proceso abierto, en donde las dudas y rechazos, provenientes, principalmente, de un sector parlamentario concertacionista y los gremios del mundo social educacional, imprimen un sello de confusión que nublan el destino del mencionado acuerdo.

Las movilizaciones de los estudiantes secundarios que tanto ha sorprendido a los medios por estos días no son sino un reflejo más de las complicaciones de este escenario y confirman la necesidad de “enfriar la cabeza” después de la pasión desatada por la acusación constitucional.

Pero tampoco hay que dejarse engañar, el voluntarismo a veces es mal consejero. Si bien es cierto son innegables los beneficios que se pueden alcanzar con la aprobación de este paquete de reformas, no es menos cierto que las críticas levantadas hacia él dan cuenta de la necesidad de flexibilizar las posiciones.

La aprobación mayoritaria en el Congreso debiera dar espacio a la expresión de los disensos de uno y otro lado, exponiendo los legítimos espacios en donde en el futuro uno y otro sector intentará más modificaciones. Esto es relevante, especialmente, en el caso de la Concertación. La sensación de imposición, a regañadientes, imprime un carácter de derrota a la votación parlamentaria; ello provoca, además, un serio daño, no sólo a los objetivos alcances reformistas de los proyectos, sino que a la alicaída convivencia interna de la Concertación.

Este es, sin duda, un trabajo político que necesita de definiciones. Por un lado se requiere una estrategia comunicacional precisa, que puedan destacar los logros de la reforma. Pero que, al mismo tiempo, expliquen que el mundo concertacionista, que representa el Gobierno, hubiese querido un grado mayor de transformaciones; que no son posibles hacer porque no se cuentan con las mayorías parlamentarias para realizarlas.

Tal estrategia no es garantía de completa satisfacción en aquellos que tengan votar a contrapelo de sus ansias más transformadoras, pero disminuye el roce y ayuda al clima interno del bloque oficialista.

De no ser así la tramitación de este paquete de medidas puede dar un certero golpe a la convivencia intra concertación, algo preocupante teniendo a la vista las elecciones municipales de octubre.

Pero además se insuflará más allá de lo adecuado a las movilizaciones sociales de los estudiantes secundarios y universitarios, apoyados por el Colegio de Profesores. Que tanto espacio mediático ocupan, opacando de un plumazo el esfuerzo de comisiones de estudio y del Congreso.

Jóvenes corriendo por las calles, perseguidos por el guanaco, sensación de desorden, rostros vociferantes que gritan disconformidad, no comunican sino la idea de que desde 2006 hasta acá poco y nada se ha avanzado.

Curioso tener este sentido de rotación sobre el mismo sitio cuando ha pasado mucha agua bajo el puente, de eso pueden hablar una Comisión Asesora Presidencial, un proyecto de reforma a la LOCE que ponía fin al lucro, un Acuerdo Nacional que morigeró el proyecto oficialista, otro proyecto de reforma que crea una superintendencia preocupada de controlar gestión y calidad; en fin, la destitución de una Ministra de Estado por primera vez en democracia, tanta agua bajo el puente …y la imagen del
guanaco mojando estudiantes porfía, a dos años de la revolución Pingüina de 2006.

WCS



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