miércoles, 20 de octubre de 2010

Estos días…




Definitivamente, estos días no son para escribir la historia de la Concertación. No, no lo recomendaría. También he prevenido a muchos amigos de cerrar ojos y oídos a sondeos y encuestas, les he dicho que midan el tiempo que están frente a la TV de libre recepción y que traten de “ponerse al día” por medio de las redes sociales y medios electrónicos.

No son buenos días, tampoco, para criticar al Gobierno de Piñera, llamado así muy sagazmente por el Senador Pablo Longueira; puede Ud. aparecer como destemplado, sin tono, despechado y hasta poco patriota. No se le ocurra, siquiera, levantar la ceja derecha o mostrar suspicacia por las intervenciones gubernamentales respecto al rescate de los mineros, eso podría ser visto como un gesto de insensibilidad, o se le muestre como niño taimado, como un individuo incapaz de aceptar la derrota.

No, no son buenos días para ser oposición. Con Piñera convertido en Rockstar (literalmente) pavoneándose por Europa aprovechando sus 15 minutos de fama mundial, con la opinión pública obnubilada de exitismo, con medios sometidos al poder y al rating, en fin, no son buenos días para disentir.

A estas alturas, para asegurarme que Ud. termine de leer este texto, debo hacer la afirmación de rigor: estoy muy contento y orgulloso de haber rescatado a los 33 de Atacama y poder demostrar al mundo que tenemos compromiso con la vida y no escatimamos esfuerzos cuando ella está en peligro.

Pero, haciendo como que hablamos entre nosotros y que no estamos expuestos a explicar públicamente cada uno de nuestros juicios…. estoy “chato” de haber pasado por estos días. O sea he sentido vergüenza ajena de los papelones a los que nos somete nuestro gobernante, mostrando el papelito dichoso por todas partes, haciendo vanagloria de una rigurosidad chilena que no es verdad, mostrándose como un Presidente sin vergüenza, excesivamente expresivo y poco medido para hablar, “poco Presidente” si lo medimos con los estándares dejados por los últimos cuatro que detentaron el cargo.

Más coloquialmente, estoy hasta la tusa con la falta de prolijidad y estilo de este Gobernante. Hasta hace pocos años muchos nos reíamos sin límites por los “chascarros” de George W. Bush, sin dejar de preguntarnos cómo los americanos podían permitir tanta ramplonería y desafecto por los símbolos del poder y la institucionalidad republicana. Bueno, estos días tenemos que comernos nuestras palabras y reconocer que el país que creíamos ser no somos, así de simple.

Pero estos días no pueden continuar, es decir, no puede ser que aquellos que vemos las cosas desde un punto de vista diferente, que tenemos escrúpulos de exhibir ante el mundo un accidente que es expresión de nuestra precariedad laboral, que es reflejo de nuestro atraso y escaso compromiso de las autoridades con normas de protección hacia nuestros trabajadores; nos quedemos amurrados en una esquina mordiéndonos la rabia.

Es decir, al mismo tiempo que estos 33 eran rescatados 3 trabajadores de la minería y la pesca morían por accidentes laborales. Es cierto que el Gobierno ha atendido a este hecho y se ha comprometido con un plan que erradique esta realidad, pero...por sus obras los conoceréis y la experiencia nos indica que la Alianza, persistentemente ha rechazado reformas en ese sentido. Ahí es necesaria una oposición que fiscalice esta promesa y que abogue porque ellas sean reales y beneficiosas para quienes decimos representar.

Hay que aguantar el chaparrón y, aunque de repente sonemos a “aguafiestas”, hay que aterrizar las cosas y parar la borrachera.

No ayuda mucho, eso sí, que algunos sometidos por el contexto continúen rasgando vestiduras y exageren la autocrítica, legitimando el verdadero festín que funcionarios de Gobierno tienen al denostar día a día la obra de nuestros Gobierno.

Poco ayuda agachar la cabeza y aceptar la veracidad de una monserga que ha dominado estos días en nuestras filas: “este Gobierno de derecha durará a lo menos dos periodos”, renunciando siquiera a la lucha y a nuestra vocación de poder. Estos días han sido difíciles, que va, pero no pueden ser eternos, es necesario estar prestos a mostrar las cosas en su justa dimensión, levantando las voces y las manos para defender a los que confían en nosotros.

Está claro que los nuestros no fueron Gobiernos infalibles y quizás muchos pecamos de excesivo exitismo y soberbia, pero no por eso vamos a negar todo lo hecho. Es cierto que estos días no pueden aparecer los más adecuados para escribir la historia de la Concertación, pero también es cierto que el carrusel del desvarío debe ser frenado por alguien, los que nos escuchan, los que nos creen, nos están mirando, no los defraudemos.

Publicado en Porque Chile Late, el 21 octubre 2010

No hay comentarios: