lunes, 25 de octubre de 2010

Comerme los zapatos…





Debo confesar que yo era de aquellos que ninguneaba todos aquellos discurso gubernamentales que hablaban de traspasar las líneas, de tomar las banderas “históricas” del progresismo y lanzar a la oferta pública medidas “ajenas” al etos político de la derecha chilena.

Yo era de aquellos que miraba con sorna ese discurso majadero del Presidente en donde se comparaba con el Gobierno de Aylwin, apelando a la unidad nacional para construir algo nuevo, para abrir una etapa distinta, un antes y un después, etc.

Yo era… o soy, estoy en etapa de construcción ¿ok?,.. de aquellos que pensaba que con suerte este Gobierno era un paréntesis, una excepción, casi un accidente. Sostenido por el estrecho margen con que la Alianza ganó estas elecciones, pensaba que los chilenos aplicaríamos, casi mecánicamente, las “correcciones” adecuadas y cansados de un Presidente hiperventilado devolveríamos la confianza al progresismo.

Pero hoy no estoy tan seguro de todo aquello y una pregunta de la Encuesta Nacional UDP 2010 me ha hecho considerar, muy seriamente, el comerme los zapatos por todos estos malos pensamientos.

Me refiero a : ¿A cuál de los siguientes gobiernos cree usted que se parece el gobierno de Sebastián Piñera?, un 48,1 % responde que a ninguno, un 13,2 % dice que con el de Augusto Pinochet , un 9,6% al de Michelle Bachelet, con el de Aylwin, Frei y Lagos, 4,7%, 5,1% y 2,7%, respectivamente. Un 16,6 % no sabe o no contesta.

Uff!... Casi la mitad de los encuestados cree, en definitiva, que este es un Gobierno nuevo. No es un Gobierno que sea la réplica de la Dictadura, ¿se acuerdan de ello?, es lo que muchos de los nuestros dijeron en campaña ¿recuerdan? O sea, cerca del 50% de los chilenos, según esta encuesta, no tiene temor a que este Gobierno se comporte como el Gral. Pinochet, por otro lado, cerca de un 22% cree que se parece a uno los Gobiernos de la Concertación. Todo mal.

Ello implica una serie de consecuencias. Una primera cuestión es que la estrategia implementada por una generación de la derecha chilena, en el sentido de desligarse de la Dictadura y de Pinochet en particular ha sido exitosa. Otra es que descoloca de cuajo toda estrategia política y electoral sobre la disyuntiva Democracia y Dictadura. A los progresistas este guarismo debiera dejarnos pensando, porque nos obliga a diseñar una oferta nueva, a levantar un nuevo discurso, a no apostar a los temores que ocasionaban los fantasmas del pasado.

Pero no todo en esta encuesta es miel sobre hojuelas para la Derecha. Ella misma arroja la siguiente información: la gran mayoría de los entrevistados, sin importar su estrato socioeconómico, piensan que las políticas implementadas por el Gobierno de Sebastián Piñera, beneficiarán a los sectores más acomodados del país. Es decir, podrán ser nuevos desde muchos puntos de vista y tener baja similitud con la Dictadura, pero siguen siendo un Gobierno de derechas y, peor aún,... para las derechas.

Dura esta afirmación, especialmente cuando muchos personeros de Gobierno afirman con entusiasmo que el accidente de Atacama marca un antes y un después de las relaciones de la Derecha con los trabajadores.

Esta mirada, de las tiendas de la Alianza, como partidos de clase es la verdadera tarea para la Derecha. Es cierto que se les hace más fácil cuando son desligados del ancla de la Dictadura, pero no basta con eso. Para la Concertación: luces de alerta, las cosas han cambiado y seguirán cambiando, es nuestro deber “leer” adecuadamente estos cambios. Entender que nuestro discurso, por muy vigoroso y lleno de convicciones que nos pueda parecer, a muchos puede sonar como añoso, atrasado, capturado en el pasado. A pensar, a pensar, a pensar

Publicado en Redaccion.cl

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