viernes, 5 de noviembre de 2010

A modo de reparación a los "Jugo de Pelota"

Cuando escribo estas líneas, cerca de la madrugada del viernes 05 de noviembre, aún no se apaga la hoguera provocada por la derrota de H. Mayne-Nicholls en las elecciones del Directorio de la ANFP. La TV en entrevistas de trasnoche anuncia grandes revelaciones y nuevos puntos de vista, con el bombardeo de información y opiniones de las redes sociales creo difícil que se pueda innovar en cuanto a este tema. Aunque, eso sí, él no está para nada agotado, por el contrario la nueva administración de la ANFP y la búsqueda de un nuevo entrenador serán temas de análisis y titulares por un buen rato.

Ha sido un día intenso, doloroso para muchos; más de alguien no pudo creer lo que estaba pasando y golpeado en sus más grandes afectos y convicciones levantaban la voz o tomaban el teclado para embestir con rabia y mucha, mucha impotencia.

En lo personal, que nunca he sido un jugo de pelota pero que me confieso un hincha advenedizo y cría del proceso Bielsa, esto me llegó. La conferencia de Bielsa la noche anterior a la elección, cuando se sabía perdido, me pareció una clase de categoría y decencia, de lealtad y agradecimiento, me pareció una confirmación de eso que sospechaba estos años: el fútbol es mucho más que una pelotita y 22 pelotas detrás de ella.

Entendí estos años que en las relaciones sociales que se arman en torno a conversaciones de fútbol hay tanto de humanidad, tanto de simpleza e igualdad que pareciera reflejos de un mundo mejor. Estos años entendí a los jugo de pelota que menosprecié tan fácilmente antes, el proceso Bielsa dejó esa huella en mí y, estoy convencido, que en muchos más dejó otras huellas indelebles.

Pero el proceso Bielsa terminó como terminó, incomprensiblemente, injustificadamente, así quedará consignado en nuestra memoria colectiva. El sentido común, que en este caso comprobó el viejo aforismo de que es el menos común de los sentidos, indicaba la necesidad de mantener la dupla Mayne-Nicholls y Bielsa pero algo ajeno, algo contrario al sentido común provocó que las cosas terminaran como no tenían que terminar. O sea, para que quede más claro, la gente tiene la sensación que algo injustificado, ilógico, insano, malévolo, sucio, ocasionó la derrota de Harold y la partida de Bielsa.

Decíamos esta mañana que en el inconsciente colectivo estaba aquello de que esto era la colisión de intereses empresariales, de poderosos, de patrones con el interés del hincha, consumidor no consciente en el mercado del fútbol, agente lúdico del mundo de la pelotita. Esta tarde las redes sociales y diversas conversaciones me han confirmado esta primera impresión.

Las implicancias de esta lectura son múltiples. Las últimas horas del día han puesto en cuestión la participación del propio Presidente de la República, un Ministro y el Subsecretario de Deportes en la “articulación” de la lista de Segovia. Las últimas horas del día nos hacen avanzar desde el dolor de la pérdida a la realidad de nuestro medio político. Qué imprudencia, que falta de tino y que soberbia para pensar que la primera magistratura es equivalente a un trono monárquico. Tenemos tareas pendientes, pero abruma la perplejidad de lo ocurrido, habrá que pensar en eso mañana, después de todo mañana será otro día.

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